lunes, 19 de junio de 2017

La Siembra

Existen dos formas de iniciar un cultivo: la siembra directa y la siembra de almácigo con transplante. La siembra directa consiste en colocar las plantas en el lugar donde permanecerán hasta la cosecha. Esta técnica se utiliza para sembrar semillas grandes y fáciles de manipular (zapallo, zapallitos, melón, etc.) o especies que no se adaptan al transplante (zanahoria, perejil, espinaca, etc.). En cambio, cuando sembramos semillas pequeñas como berenjenas, pimientos y coliflor, primero, realizamos la siembra de los plantines en un almácigo y, luego, una vez crecidos, se transplantan a su lugar definitivo. Sin importar la técnica de cultivo que se emplee, siempre riegue después de sembrar.

¿Cómo Sembrar?


Cada vez que siembre, debe tener en cuenta dos factores: la profundidad y densidad de siembra. La profundidad de siembra se calcula a partir de las dimensiones de la semilla y es de dos a tres veces su tamaño. Por su parte, la densidad de siembra alude a la cantidad de semillas que se ubican en una superficie productiva según su extensión. Sobre todo al producir en contenedores, si se colocan muchas semillas en un espacio reducido, las plantas no podrán desarrollarse y será necesario hacer un raleo del excedente. Por ejemplo, para semillas de lechuga, la densidad de siembra es de 60 plantas por cajón. ¿Cómo las contamos? Una buena medida es la pizca de sal: cada pizca contendrá entre 20 y 30 semillas. Eso nos permitirá seleccionar la cantidad adecuada que, en este caso, será de dos a tres pizcas por cajón.

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