LIMONERO

Los cítricos por lo general son fáciles de cultivar en maceta y por tanto los podemos cultivar en cualquier zona geográfica. Así que si queremos tener un limonero en casa sólo hemos de preparar una buena maceta. Si vivimos en una zona templada podremos tener las macetas en el exterior y en cuanto el clima se vuelva demasiado frío meter la maceta con el limonero a cobijo. Así le evitaremos la helada, tan catastrófica para los cítricos, que no sólo puede echar a perder la diminuta cosecha sino también matar al árbol.

El primer y fundamental paso, tras la compra de la planta, será preparar el soporte para el limonero. Elegiremos una maceta acorde al tamaño de la planta y llenaremos con sustrato para cítricos (Una parte de humus de lombriz, una de turba rubia tipo Sphagnum y dos de tierra fértil). El limonero necesita un terreno esponjoso y aireado para que las raíces crezcan con facilidad. En la base de la maceta pondremos material drenante (Piedra para Drenaje Pometina), es imprescindible que la maceta cuente con orificios de drenaje. El exceso de agua no les sienta nada bien a los cítricos. Colocaremos la maceta en lugar soleado o en media sombra. Cuando la tengamos en el interior (Sólo en caso de helada) la colocaremos junto a una ventana para que tenga el mayor tiempo de exposición a la luz solar (Mínimo 4hs por día de sol).


Los cuidados que precisará el limonero en maceta serán los mismos que si estuviera en tierra. Lo único que requerirá más observación será a la hora de fertilizar, al tener poco sustrato puede que precise fertilización con más frecuencia y en pequeñas dosis. Con un puñado de Turba Rubia por mes, alcanzará.

Estaremos, también, muy atentos a la clorosis, el amarilleamiento de las hojas, que nos indicará cualquier carencia mineral. Generalmente será de hierro, aunque también puede ser debida a la falta de otros minerales. Con un abonado regular trataremos de prevenir cualquier tipo de carencia nutritiva del arbolillo. Cada dos años aproximadamente habrá que cambiar la maceta por una de mayor tamaño, puede que este cambio nos lo demande el propio árbol, una vez más con el amarilleo de las hojas.

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